Esta ruta de casi 4 kilómetros de distancia y dificultad baja es el plan perfecto para recorrerla en familia. El trayecto empieza a los pies del Castillo de Santa Anna y desciende por un sendero hasta la costa mediterránea. Se puede seguir ese orden o bien hacer la ruta en sentido contrario –ascendente– para concluir observando unas hermosas vistas panorámicas: del centro histórico de Oliva, del mar, del parque natural de la Marjal Pego-Oliva y de otros parajes cercanos.
Iniciamos la ruta en el castillo, una fortaleza del siglo XVI, catalogada como Bien de Interés Cultural y a la que se puede acceder fácilmente desde el final de la calle Antonio Maura, junto al Colegio CEIP Santa Anna de Oliva. El castillo permaneció en servicio durante el siglo XVII y sus funciones se limitaron a la vigilancia de la costa y la morería local que se extendía en sus proximidades. El nombre que posee se le otorgó en memoria de una antigua ermita dedicada a Santa Anna, ubicada en esa misma colina.
A medida que se avanza por el sendero se disfruta de un entorno natural compuesto por plantas medicinales y aromáticas, así como arbustos y árboles autóctonos, desde el pino blanco mediterráneo, a la carrasca y el ciprés. Nos adentramos en el tramo urbano y cruzamos la ciudad a través del casco histórico. Aquí podemos hacer una pequeña parada para disfrutar de los tres diferentes itinerarios turísticos de época medieval que ofrece Oliva: un recorrido por la Villa Condal, que transcurre por entre casonas nobiliarias de arquitectura rústica y elegante; el Raval morisco, compuesto por callejuelas empinadas, herencia de sus antiguos moradores; y el barrio Gerrería-Pinet, que alberga ermitas y plazas con mucha historia.
Volvemos a la senda para avanzar en paralelo por el Vall de les Fonts y el Vall de Burguera. En este tramo, por su cercanía al mar, se puede disfrutar de numerosas especies de flora, desde los tréboles acuáticos a las malvas y eucaliptos, así como a una fauna diversa compuesta de ranas, tortugas o aves migratorias como la garza.
Situados en el final de la ruta encontramos a 150 metros, a la derecha, el mar Mediterráneo y una magnífica playa con dunas protegidas, de gran valor natural por su ecosistema y vegetación característica.