Anna Recatalà
Cuando hablamos de platos típicos, de productos de la zona y de tradición, la paella es lo primero que nos viene a la mente. Quizás sea porque el arroz es el ingrediente estrella de la Comunidad Valenciana o porque su receta ya se conoce a nivel mundial. La cuestión es que existen otros manjares representativos que aunque todavía cuesta identificarlos, estos últimos años han ganado mucho protagonismo.
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Una receta ancestral
Si nos remontamos unas cuantas décadas atrás, la coca era una receta dulce o salada, dependiendo de los ingredientes con las que se preparara, que se horneaba por la mañana y se comía más tarde, a mediodía o para merendar. Con el tiempo esta costumbre ha permaneciendo única y exclusivamente en los hornos tradicionales y con la globalización la receta de las pizzas (sus hermanas gastronómicas) y su hábito de consumo en caliente han ganado terreno hasta el punto de reemplazarlas.
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«La coca es una mezcla de agua, harina, levadura y aceite, una combinación que forma parte de la dieta mediterránea y de la historia de los países que conforman esta zona. Dependiendo del sitio, la forma de hacerlas es diferente. En algunos lugares se sustituye el aceite por la grasa de cerdo y en otros el trigo por la dacsa o maíz», explica Pep Romany, maestro coquero y propietario del restaurante Pont Sec en Dénia.
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Desde hace una década las cocas viven un renacer con la aparición de las coquerías, unos rincones gastronómicos dedicados en exclusiva a la elaboración de esta especialidad. La característica principal respecto a otros restaurantes u hornos tradicionales que siguen elaborando esta receta, es que su preparación y consumo es inmediato, al igual que en las pizzerías, y hay tantas variedades como productos típicos de la zona existan.
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«Existen innumerables combinaciones entre masas e ingredientes. Dependiendo de la temporada, la materia prima variará. Por ejemplo en Ontinyent existe una coca conocida como Coca de Fira que se hace durante las fiesta de noviembre y lleva longaniza, morcilla, alcachofa y pebràs (una seta autóctona de la zona). En la Safor por ejemplo, existe la Coca de gamba amb bleda compuesta por acelgas y gamba de marjal, muy parecida al ca- marón pero que sólo puede capturarse en la Marjal Pego-Oliva, que crecen en el mismo terreno pantanoso», concluye nuestro maestro coquero.