Si Nueva York tiene a Andy Warhol como referente del Pop Art, Valencia posee su propia corriente artística pop en los años 60 y 70. El Pop Art valenciano marcó un punto de inflexión en el arte contemporáneo español, al retratar en los lienzos los cambios sociales y políticos que marcaron la España de los 60 y 70, entre los latidos históricos del final del franquismo y el inicio de la Transición. El Equipo Crónica -formado por Manuel Valdés, Rafael Solbes y Joan Antoni Toledo-, y el Equipo Realidad -con Joan Cardells y Jorge Ballester- trasladaron aquella pulsión al arte junto a otros artistas como Genovés, Anzo y, especialmente, Ángela García Codoñer e Isabel López. Ambas aportaron sus mordaces obras de claro sentido feminista, en una España que veía a la mujer como un ser sumiso en una sociedad absolutamente patriarcal. Las Misses de Ángela García son una crítica feroz a la cosificación de la mujer.
Como el Pop Art americano, el valenciano utiliza los mass media, la publicidad o el cómic para agitar las conciencias con una gran potencia narrativa. El Equipo Crónica nace en Valencia en 1964, en tiempos de extrema agitación y confusión, donde la conciencia colectiva está bastante irritada y desorientada, como reflejan los hitos de Mayo del 68 o la guerra de Vietnam. Sus orígenes vienen del movimiento artístico Estampa Popular, una crónica de la época nacida con el objetivo de formar una consciencia social desde lo colectivo. Una rebelión pop contra las neovanguardias del momento.
El Equipo Crónica plantea un discurso a contracorriente. Desarrolló un estilo radicalmente diferente. Rechazó el expresionismo abstracto y el informalismo y, a partir de 1970, es cuando se acerca definitivamente al Pop Art.
Formado en sus inicios por Manuel Valdés, Rafael Solbes y Joan Antoni Toledo, son los dos primeros los que continúan y consagran el grupo, que pasa de explorar una vía objetivadora, e incluso satírica, para proponer contenidos éticos. El punto de vista del artista pasa a un segundo plano y surge la ironía ante las imágenes. Solbes y Valdés trabajaron en equipo: reflexionaban primero sobre lo que proponían y después pintaban conjuntamente. Su trabajo es una denuncia de la realidad del momento, la transmisión de un mensaje de compromiso social y político de la mano de la calidad artística. Para ello utilizaron imágenes del momento para realizar pinturas, fotos, carteles o collages, con el fin de reflexionar en torno al lenguaje pictórico y a los distintos géneros. Pero muchos de sus temas se inspiraron, sin embargo, en la pintura española clásica con referencias claras a Velázquez, Picasso, Sorolla, Goya o El Greco. Iconos reconocibles para criticar las viejas estructuras políticas y sociales de la realidad. Verdaderamente son maestros del collage, que utilizan la distorsión y la ironía para provocar la sonrisa a través de la transgresión. La serie El Cartel es un homenaje a Josep Renau, al retratar el cartelismo como un arte frente a los detractores que lo tildan de panfleto. Experimentan con las técnicas del assemblage y encolado, como en la serie La partida de billar, y en la utilización de objetivos cotidianos elevados a la categoría de arte en una combinación de experimentación y técnica.
Equipo Crónica experimentó con diferentes técnicas, como la utilización de imágenes tomadas de los medios de comunicación, con el objetivo de criticar el individualismo y el sistema. Toman, por ejemplo, la imagen de Mickey Mouse en ¡América, América! y Avionetas, dos de sus primeras obras, como símbolo de la sociedad norteamericana de consumo. Lo hacen con el procedimiento empleado por Warhol: la repetición indefinida de una imagen divulgada por los medios de masas, pero introduciendo imágenes bélicas, como la bomba atómica, en lo que es una metáfora de la degradación progresiva de la condición humana, con un claro sentido antimilitarista.
El sarcasmo está presente en toda la obra de Equipo Crónica. Como en Serie paisajes urbanos, un conjunto de dibujos, pasteles y óleos sobre tela y cartón donde la ciudad aparece como un escenario de la alineación del hombre en su vida cotidiana.
Una de sus obras más emblemáticas sobre la sociedad española es Guernica 69, una serie concebida como falso relato de la vuelta del cuadro de Picasso, con escenas de su instalación en un museo y la visita de las autoridades.
Unos años más tarde a la formación de Equipo Crónica, Equipo Realidad se decidió a probar las influencias del Pop Art, pero con más mordiente política. Con una trayectoria más corta (1966-1976), también realizaron muchos carteles y portadas para revistas. Destacaron por su pintura iconoclasta, su estética pop y sus consiguientes colores vibrantes, por la intención de provocación contra la España predemocrática.
Mientras, la muerte de Rafa Solbes en 1981 es un golpe certero para Equipo Crónica, que continuaba en marcha. El propio Manuel Valdés lo reconoce: “Se ha terminado”. Valdés continúa en activo con su prolífica carrera en solitario, alejado ya de la crónica de la realidad para centrarse en una obra principalmente estética. En 1989 viaja a Nueva York donde monta su estudio y sigue experimentando con las nuevas formas de expresión. Monta también estudio en Madrid para la realización de grandes esculturas, alternando la creación en ambas ciudades. Influido por Velázquez, Rembrandt, Rubens y Matisse, Valdés realiza una obra de gran formato en la que las luces y colores expresan un sentimiento de “tactilidad” por el tratamiento dado a los materiales. Llaman la atención sus seis esculturas monumentales, seis grandes cabezas que beben de la tradición de la pintura española y de la historia del arte en general y que dialogan con el espacio itinerante que las acoge.
La Dama Ibérica, inaugurada en 2007, es la obra escultórica más luminosa de la ciudad de Valencia. Un regalo de Valdés a Valencia, inspirado en la Dama de Elche, de 18 metros que luce en un intenso azul cobalto, forjada con 22.000 pequeñas piezas que reproducen a escala el conjunto. Pequeñas damas de 20 centímetros, de gres cerámico, montadas a mano.