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1. El Raval

«El Raval es un barrio en un excelente estado de conservación, el escenario perfecto para rememorar las historias que envuelven sus calles».

En el centro del casco urbano de Oliva, el Raval se erige como una de las zonas más interesantes de la histórica villa. En él se ubicaba el antiguo barrio mozárabe hasta principios del siglo XVII, con calles estrechas y caóticas, pero con un encanto único y especial. Entre todas ellas, destaca la Hoz, que tiene la forma que le da nombre y cuyas viviendas están construidas en la misma roca.

El Raval es un barrio en un excelente estado de conservación, escenario perfecto para rememorar las historias que envuelven sus calles, las de la población mudéjar que se asentó en estas urbes. Las casas encaladas se abren a patios interiores mientras las sinuosas calles trepan sin orden hacia el cerro de Santa Ana, donde se encuentra la antigua muralla.

Perderse entre las callejuelas es casi una obligación, aunque con toda seguridad llegarás al centro del barrio, a la plaza de San Roque, donde se encuentra la iglesia con el mismo nombre. Aunque originalmente fue construida en el siglo XVI sobre la antigua mezquita, el edificio actual es del XIX, donde se conserva la capilla barroca del Santísimo Cristo en la que se venera al patrón de Oliva.

 

2.La marjal

La Marjal Pego-Oliva ya es uno de los mayores espacios de biodiversidad de todo el Mediterráneo. Declarado parque natural en 1994, sus más de 1.200 hectáreas de superficie, a caballo entre las provincias de Alicante y Valencia, son el escenario perfecto para multitud de rutas en un humedal que esconde una rica variedad de flora y fauna. Se encuentra rodeado por las sierras Mostalla, Migdia y Segària que, visualmente, forman una herradura abierta al Mediterráneo, en cuyo centro se enclava la marjal. Los ríos Bullent-Vedat y Racons-Molinell alimentan de agua este humedal, que también se nutre de los acuíferos subterráneos.

Su supervivencia ha sido posible gracias al equilibrio, a veces difícil, entre el respeto al medio ambiente y el tradicional cultivo del arroz, que ha permitido la conservación de especies autóctonas de flora y fauna, y atrae a investigadores y amantes de la naturaleza. A pie, a caballo o en bicicleta, la marjal permite planificar numerosas rutas que atraviesan el humedal y donde contemplar aves como la perdiz de mar, el gallo de cañar o la focha.

 

3. El castillo

Conocido popularmente como el castillo de Santa Ana, se trata de una de las escasas fortalezas renacentistas de la Comunitat Valenciana, lo que lo convierte en un edi- ficio de gran singularidad dentro de la arquitectura militar y una visita obligada en las rutas para conocer Oliva. Ubicado en lo alto del cerro de Santa Ana, gracias a su privilegiada situación es un mirador excepcional desde el que se puede contemplar toda la población y, sobre todo, las playas; de hecho, su construcción está íntima- mente relacionada con la necesidad de la población que vivía en Oliva en el siglo XVI de vigilar el Mediterráneo y poder prepararse para defenderse de los ataques que llegaban desde el mar. De planta rectangular, hasta nuestros días ha llegado el aljibe, así como restos de muros que pertenecieron a las diversas dependencias del castillo, entre ellas alojamientos para la guarnición y almacenes de pólvora.

 

4. Font Salada

Oliva esconde algunos tesoros, y uno de ellos es, sin lugar a dudas, la Font Salada, ubicada en la marjal. Se trata de un manantial de aguas cristalinas que mantiene una temperatura idónea para poder bañarse durante todo el año, ya que oscila entre los 21 y los 23 grados.

Hasta este privilegiado rincón acuden tanto vecinos de Oliva como visitantes de otras localidades que quieren disfrutar de este nacimiento subterráneo de aguas termales, que tradicionalmente han sido reconocidas como beneficiosas frente a enfermedades dermatológicas. El secreto está en la cantidad de sales sulfurosas que contiene el agua.

Además del baño, el lugar ofrece una interesante y agradable ruta de senderismo, ya que se encuentra junto al parque natural y muy próximo a las playas. El itinerario empieza en la propia Font Salada y discurre hasta el nacimiento del río Bullent. Un paseo en el que disfrutar de la amplia variedad de especies de flora y fauna que aparecerán por el camino. Este enclave, cuyo acceso es gratuito, también es una buena opción para disfrutar de la gastronomía local, ya que cuenta con un chiringuito.

 

5. Playas

Oliva también es un paraíso de playas que siempre se han distinguido por la buena calidad del agua y los servicios que ofrecen. Destacan por su gran amplitud y están bordeadas por cordones dunares naturales protegidas donde habita un ave protegida llamada chorlitejo patinegro. Oliva cuenta con aguas excepcionales para la práctica del baño y deportes acuáticos como el windsurf, kitesurf o paddle surf. Sus características convierten las playas en un lugar ideal para pasar el día en familia, ya que, además, disponen de aseos públicos e infraestructuras para que la estancia sea más cómoda. Es perfecta para los niños, pues suelen estar calmadas y no cubren en un buen tramo mar adentro. Además, durante el verano, se instalan pequeños chiringuitos en los que disfrutar de un aperitivo en primera línea de playa.

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